En muchas situaciones se observan conductas en los niños que no responden a un diagnóstico concreto, que no encajan con las etiquetas establecidas, preocupaciones fruto de una situación puntual, o simplemente dificultades leves, que no forman parte de un trastorno específico. En cualquier caso, resulta indispensable un proceso de valoración completo que tenga en cuenta la globalidad del niño y permita encontrar la mejor manera de ayudarle a él y a su familia.